Gotta Travel On. Paul Clayton, Tom Six, Larry Ehrlich y Dave Lazar, 1958

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Vamos hoy con una canción cargada de historia que se podría encuadrar en la categoría de country-folk. Su melodía ya había sido utilizada antes, puesto que sus orígenes se remontan a una vieja canción de 1891 llamada Police and High Sheriff Come Ridin’ Down. En cualquier caso, el copyright de la canción está fechado en 1958, cuando se escribió la nuestra.
Los nombres de los compositores eran en realidad seudónimos de miembros del grupo The Weavers; así, Ehrlich era Lee Hays; Six, Fred Hellerman; y Lazar, nada menos que Pete Seeger. Su éxito fue mayúsculo y ha pasado a la historia, entre otras cosas, porque Buddy Holly la eligió para abrir su última gira en 1959, antes del accidente aéreo que acabó con su vida. La letra habla de un tipo de espíritu aventurero que quiere salir de la ciudad porque le persigue la policía.
La grabación más antigua que se conserva de la melodía es la de Martin Ollis de 1927.

Otra canción que se sirve de la misma base –aunque la letra sea diferente–, es Long Journey Home, aquí interpretada por The Delmore Brothers.

El primero que grabó la canción con la letra con la que la conocemos actualmente fue Billy Grammer, en lo que fue el mayor éxito de su carrera, hasta el punto de que, a raíz de su trabajo, fue invitado a formar parte del Grand Ole Opry.

Esta versión en clave bluegrass se la debemos a Bill Monroe y su grupo, His Bluegrass Boys (1959).

Ese mismo año la interpretaron los hermanos Rose y Cal Maddox.

Haciendo honor a su nombre –Los tejedores–, el grupo folk The Weavers tejió esta excelente versión de Gotta Travel On, que apareció en Traveling with the Weavers (1959).

Bobby Bare la incluyó en su EP Meet Bobby Bare (1963).

De Gibraltar a California

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Sin duda alguna, el músico más importante que ha dado la historia de Gibraltar ha sido Albert Hammond, de 73 años.

En 1972, Hammond escribió, con el ya fallecido Mike Hazlewood, una canción con la que multitud de artistas se habrán sentido identificados, ya que habla de las dificultades para triunfar y del temor al fracaso. Me refiero a It never rains in Southern California.

Hammond la escribió en Londres, como una remembranza de los años en que trataba de abrirse camino en el mundo de la música y viajó de su Gibraltar natal a Londres y luego a California. La letra compara el probable fracaso del músico con la lluvia. «Dicen que nunca llueve al sur de California, pero de lo que no te avisan es de que a veces diluvia». La letra sigue la estela del clásico popularizado por Bobby Bare Detroit City (1963) o, fuera del country, de Do You Know the Way to San Jose, de Burt Bacharach y Hal David (1968).

Escuchemos ya la interpretación de Albert Hammond en 1972.

El grupo country oriundo de Tennessee Trent Summar & the New Row Mob la versionó en su disco de debut en 2000.

Por último, vamos a escuchar la versión del grupo irlandés Miami Showband, que, en los años 60 y 70 del pasado siglo, destacó en los terrenos del pop y el country. Quizá recordéis las circunstancias de su muerte. En 1975 se dirigían a casa tras un concierto en Irlanda del Norte. Eran los años más negros del IRA. Un grupo paramilitar les paró en la carretera, les hizo salir del coche e introdujo una bomba en el mismo. Cuando reanudaron la marcha, explotó, matando a tres miembros del grupo e hiriendo gravemente a los dos restantes. Desde 2007 se les recuerda con una placa en Dublín.

 

Guy Clark, un rey entre los trovadores de Texas

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Nuestro protagonista de hoy nació en Texas en 1941. Durante su juventud Guy Clark despuntó como luthier, es decir, construía y reparaba sus propios instrumentos de cuerda. Al principio de su carrera, en los primeros años 70, se le conocía sobre todo como compositor. Escribió canciones para Jerry Jeff Walker, Johnny Cash, David Allan Coe, Steve Wariner o Vince Gill, entre muchos otros. Al tiempo, se fue labrando un prestigio como mentor de figuras tan respetadas como Rodney Crowell o Steve Earle. Entre las canciones que salieron de su magín y popularizaron otros se encuentran New Cut Road, que grabó Bobby Bare; Heartbroke, que versionó Ricky Skaggs; o Desperados Waiting for a Train, de The Highwaymen.

En 1981 se estrenó el documental Heartworn Highways, que abordaba el nacimiento del outlaw country y en el que Clark tenía un papel protagonista. En 2014 ganó el Grammy al mejor álbum folk por My Favorite Picture of You, su último trabajo antes de fallecer en su ciudad adoptiva, Nashville, en 2016. Su última canción, Cheer Up Little Darling, ha visto la luz en el disco de Angaleena Presley, Wrangled, que salió al mercado el pasado mes de abril.

Escuchemos ya una de sus primeras composiciones, L.A. Freeway, fraguada en el tiempo que pasó en su detestada Los Ángeles, antes de establecerse en Nashville. En la letra, el narrador se muestra feliz con la perspectiva de abandonar esa ciudad californiana que solo puede presumir de asfalto y humo. A juzgar por unas declaraciones que hizo en 2011, su opinión sobre Los Ángeles se mantuvo inalterable hasta el final: «Estoy contento de no estar allí. ¿Quién elegiría esa ciudad? Es demasiado enloquecedora para mi gusto». Clark la grabó en su disco de debut Old No. 1 (1975).

Retrocedamos ahora en el tiempo. El primero que grabó ese tema fue su amigo Jerry Jeff Walker en 1972. Lo hizo en su disco homónimo y tras experimentar algo parecido al abandonar Nueva York por Austin (Texas).

Por último, vamos a disfrutar de un dúo entre la cantante canadiense Rose Cousins y el australiano Jordie Lane en 2013.

 

Adiós a un artesano del country

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De nuevo tenemos que hablar de otra pérdida que nos toca muy de cerca a los amantes de la música country. El pasado domingo fallecía en Florida Mel Tillis (aquí podéis ver su biografía) a los 85 años de edad.

Su carrera artística comenzó tras su paso por el ejército, donde estuvo destinado en Okinawa. Fue compositor y cantante. Dentro de su primera faceta escribió multitud de éxitos para artistas de postín y su gran oportunidad le llegó precisamente cuando una de sus composiciones, I’m tired, escrita junto a Ray Price, fue grabada por Webb Pierce en 1956. Tillis la grabó unos años más tarde en su álbum Heart over Mind (1962). El protagonista busca desperadamente al amor de su vida y asegura estar «cansado de vivir así».

Este éxito le llevó a fichar primero por un modesto sello, Cedarwood, y luego por el más importante Columbia Records, donde se probó como cantante con The Violet and the Rose (1958), en la que presenta un contraste entre el azul –color que asociamos a la tristeza– de las violetas con el rojo pasión de las rosas.

Una de sus mejores composiciones (en colaboración con Danny Dill) llegó a lo más alto en la voz de Bobby Bare en 1963. Me refiero a Detroit City, que Mel grabaría en Big ‘n’ Country (1970). El narrador, que ha ido en busca de una nueva vida en la industrial y deshumanizada Detroit, se siente decepcionado y ansía volver a su casa sureña. «La gente allá en casa cree que soy importante en Detroit, por las cartas que escribo creen que me encuentro bien. Pero por el día lavo coches, por la noche recorro bares, ojalá pudieran leer entre líneas», espeta.

Otra de sus composiciones más emblemáticas fue Ruby, Don’t Take Your Love to Town, que Kenny Rogers grabó en 1969. Os dejo con la interpretación que hizo Mel Tillis del tema en 1976. La canción trata de un soldado de Vietnam –»esa loca guerra asiática»– que llega paralítico a su país y ruega a su novia que no lo abandone.

Aunque, como hemos visto, Mel empezó a grabar su propio material a finales de los 50, fue en los 70 cuando vio la luz la mayor parte de sus éxitos. Escuchemos Good Woman Blues, que salió al mercado en 1976 y se convirtió en su segundo número 1. Este tema fue escrito por Ken McDuffie y habla de un mujeriego empedernido.

El mismo año conquistó su siguiente primer puesto con Heart Healer. El narrador está entusiasmado con su nueva pareja, a la que califica de sanadora de corazones.

Su último número 1 fue Southern Rains en 1980, un tema escrito por Roger Murrah en el que el protagonista afirma que lo que más le gusta de la tierra de Dixie son las lluvias sureñas.

2007 fue para él el año de los reconocimientos: ingresó de manera oficial en el Grand Ole Opry y dos meses después se anunció su entrada en el Salón de la Fama de la música country. Su último trabajo fue You Ain’t Gonna Believe This (2010).

Mel Tillis ha muerto pero su legado se mantendrá vivo, gracias en parte a su hija Pam Tillis, que también se dedica a esto del country.

Song of the South. Bob McDill, 1980

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El caldo de cultivo de la música country se encuentra en gran medida en las tierras sureñas de Estados Unidos. Más que una zona geográfica, hablamos de una forma particular de entender la vida: sosegada, con unas ideas propias sobre la unidad de la familia y unas maneras exquisitas, al estilo de Lo que el viento se llevó, película que, por cierto, se cita en la letra de la canción que escucharemos hoy.

Lleva por título Song of The South y vale decir que es el paradigma de las canciones sureñas. Alcanzó notoriedad en 1989 gracias al grupo Alabama, aunque había sido escrita nueve años antes y grabada ya en alguna ocasión. Fue compuesta por Bob McDill, que a lo largo de su carrera escribió canciones para pesos pesados como Ray Charles, Waylon Jennings, George Jones o Alan Jackson, y que es el artífice nada más y nada menos que de 31 números 1, vamos, toda una leyenda del country a sus 73 años. Song of the South cuenta la historia de una familia sureña durante la Gran Depresión. “Todos recogíamos algodón pero nunca nos hicimos ricos”. Tan pobres son que, según la letra, “nos dijeron que Wall Street había caído, pero nosotros no notamos la diferencia”, y cifran todas sus esperanzas en el New Deal de Roosevelt. Las difíciles condiciones económicas les empujan a trasladarse a la ciudad, donde el padre se emplea en la TVA, una empresa gubernamental destinada a dar trabajo a los habitantes de las zonas más afectadas por la crisis.

Escuchemos la versión original de Bobby Bare en su álbum Drunk and Crazy (1980).

Al año siguiente, la versionó Johnny Russell.

Tom T. Tall y el virtuoso del banjo Earl Scruggs la incluyeron en Storyteller and the Banjo Man (1982).

Por último, escuchemos a Alabama en su álbum Southern Star (1989), que llegó al número 1 de las listas y con cuya versión todo el mundo asocia el tema.

 

Somedays are Diamonds. Dick Feller, 1976

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Aunque la versión más conocida de este tema es la de John Denver, que por supuesto escucharemos, en realidad fue compuesto algunos años antes. En 1976, el joven Dick Feller se intentaba abrir camino en esto del country –había conseguido vender alguna canción a Jerry Reed (Lord, My Ford) o al mismísimo Johnny Cash (Any Old Wind That Blows)– cuando escribió una de sus canciones más recordadas, Somedays are Diamonds, que él mismo grabó aquel año con un eco muy flojo.

La letra relata cómo se enfrenta alguien a la soledad después de haber vivido en pareja. El orgullo del protagonista le empuja a mentir diciendo que lo lleva bien, pero, como reconoce posteriormente, la realidad es muy otra: “Algunos días son como diamantes, algunos días son como piedra, algunas veces los tiempos duros no me dejan en paz, algunas veces el viento frío hace que me recorra el cuerpo un escalofrío”.

Escuchemos en primer lugar la versión original de Dick Feller, que aparece en su disco Somedays are Diamonds.

Bobby Bare la grabó en Down and Dirty (1980).

Sin embargo, quien le dio notoriedad fue John Denver, que la incluyó en Somedays are Diamonds (1981).

Vamos ahora con una versión alejada de la música country. Escuchemos la magnífica voz de Julie Andrews en Love Me Tender (1982).

El irlandés John Hogan se lució con esta interpretación.

Amos Lee participó en un disco cuya finalidad era introducir las canciones más populares de John Denver a una generación más joven. Así surgió The Music is You: A Tribute to John Denver (2013).

Y termino por hoy con otro irlandés, Marc Roberts. Su más reciente trabajo, A Tribute to John Denver (2015), incorporaba una versión de este tema.

The Year that Clayton Delaney Died. Tom T. Hall, 1971

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Tom T. Hall, el llamado “contador de historias”, admirado tanto por músicos como Johnny Cash como por escritores de la talla de Kurt Vonnegut, hizo gala de su fama en esta canción, dedicada a un vecino de su niñez a quien aquí cambia el nombre y por el que sentía una gran admiración.
“Sentía una sombra de culpa y a veces me preguntaba si era justo, digamos, prostituir la vida de la gente de mi ciudad. Había escapado de mi ambiente y, sin embargo, anhelaba la simplicidad e independencia que demostraba la gente que había dejado atrás. Tuve que aprender que nunca podemos escapar de lo que somos”, aclaró sobre el hecho de hablar de personas reales en sus canciones.
Esta fue su segundo número 1, tras A week in a country jail, y apareció en su álbum In Search of a Song (1971). La letra habla de la profunda impresión que causó en el narrador la muerte de un guitarrista callejero, desencantado, que le insufló su amor por la música.
Escuchemos la versión original de Tom T. Hall.

La de Bobby Bare apareció por primera vez en un recopilatorio de 3 Cds llamado The Essential Bobby Bare (1987).

 

Con nombre propio (III)

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La siguiente canción habla de un personaje real, Marie Laveau, conocida como “la reina vudú de Nueva Orleans”. Laveau vivió durante el siglo XIX y se casó con un hombre libre de Haití, el primer país americano en abolir la esclavitud. Este murió en extrañas circunstancias y, desde entonces, Marie se dedicó a practicar el vudú. Bobby Bare grabó esta canción, escrita por Shel Silverstein y Baxter Taylor, para su álbum Bobby Bare Sings Lullabies, Legends and Lies (1974). La acción se sitúa en la actualidad. Un hombre visita a una de las descendientes de Marie Laveau, que también se dedica al vudú, y le pide que haga un hechizo que le reporte un millón de dólares: si lo hace, se casará con ella. Cuando la bruja le consigue el dinero, el hombre se niega a cumplir su palabra, y la Laveau le lanza un conjuro que acaba con su vida.

Escuchemos ahora una versión en clave bluegrass por el grupo Dailey and Vincent, en el programa de Marty Stuart. Esta versión fue nominada a los Grammy.

The River and the Thread (2014) es uno de los mejores trabajos de Rosanne Cash. A este álbum pertenece Etta’s Tune, cuyo título hace referencia a Etta Grant, la mujer del bajista de Johnny Cash y un gran amigo de la familia, fallecido en 2011. El tema, escrito por John Leventhal y Rosanne Cash, habla del paso del tiempo siguiendo la conversación del ya anciano matrimonio.

I Miss My Mary pertenece al disco Past the Point of Rescue (1991), de Hal Ketchum. Narra la historia de un hombre que, pasados los años, se arrepiente de la decisión que tomó de abandonar a su mujer.

El segundo número 1 de los Statler Brothers les llegó con Elizabeth, en 1983. El tema fue escrito por Jimmy Fortune, quien también intervino en su grabación.

Un representante country en el Salón de la Fama de los Compositores

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El pasado 9 de junio tuvo lugar en Nueva York la 47 edición de la ceremonia que designa a los nuevos miembros del Salón de la Fama de los Compositores (no confundir con el Salón de la Fama de los Compositores de Nashville, que elige a los suyos en otoño; como veis, hay un Salón de la Fama para todo).
En esta gala que honra a los compositores de cualquier género musical no faltó un representante del country, Chip Taylor. Nacido en 1940 como James Wesley Voight, su carrera se remonta a casi 60 años atrás, si bien estuvo ausente de los focos entre 1980 y 1996. Cuando volvió, lo hizo a lo grande, y raro es el año en que no saca un nuevo disco. En 2007 fundó su propio sello, Train Wreck Records, en el que ha sacado su último disco hasta la fecha, The Little Prayers Trilogy (2014).
La gala fue conducida por la presidenta de la institución, Linda Moran, y los vicepresidentes Kenneth Gamble y Leon Huff. A Chip Taylor lo presentó su hermano, el conocido actor Jon Voight, padre, como sabemos, de Angelina Jolie. Junto a sus nietas, Taylor interpretó una versión de su canción más conocida, Wild Thing, popularizada por The Troggs en 1966. Aparte de clásicos del rock como el que he citado, nuestro protagonista también ha compuesto numerosas canciones country, dentro de la rama del country-rock, y ha trabajado con jóvenes promesas como Carrie Rodriguez o Kendal Carson. El reputado crítico Anthony DeCurtis ha dicho de él: «Si nombres como Willie Nelson, Townes van Zandt, Kris Kristofferson o Guy Clark significan algo para ti, deberías hacer algo por descubrir a Chip Taylor. Aunque no lo sepas, se ha ganado su lugar en ese selecto grupo».
Escuchemos ya algunos de sus temas.
I can’t let go fue compuesta por Chip Taylor y Al Gorgoni en los años 60. Linda Ronstadt hizo su propia versión en su álbum Mad Love (1980).

También en colaboración con Al Gorgoni, Taylor compuso Sweet Dream Woman, que grabó Waylon Jennings en Good Hearted Woman (1972).

En 1966 Bobby Bare grabó A little bit later on down the line en Talk me some sense. La letra cuenta la relación entre un chico y una mujer diez años mayor.

Escuchemos ahora Son of a Rotten Gambler. La primera en grabarla fue Anne Murray en Love Song (1974).

Emmylou Harris la incluyó en Cimarron (1981).

9 to 5 and Odd Jobs. Dolly Parton, 1980

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En noviembre de 1980 recibimos uno de los trabajos más conocidos de Dolly Parton, un disco conceptual cuyas canciones giraban en torno al trabajo. Llegó al número 1 de la lista Billboard, donde se mantuvo nada menos que diez semanas consecutivas.
Escuchemos el tema que le da título y su primer single, Nine to Five, que salía en la película Cómo eliminar a su jefe (1980), en la que interviene Dolly. La canción mereció cuatro candidaturas en los Grammy y se llevó dos premios, a la mejor canción country y a la mejor interpretación femenina. También fue nominada en los Oscars como mejor canción.
El título se refiere al turno del trabajo habitual en Estados Unidos (y tantos otros países), de 9 a 5. Comienza cuando la protagonista se sirve a toda prisa, en lugar de café, “una taza de ambición”, para, acto seguido, lamentarse de que su trabajo es bastante inútil: “Te dejan soñar para ver tus sueños rotos, no eres más que un peldaño en la escalera del jefe, a duras penas te ganas la vida y nunca te valoran”.

El segundo single, But you know that I love you, fue escrito por Mike Settle a finales de los años 60, y en la voz de Dolly Parton alcanzó la fama. Habla de la separación forzosa de una pareja por la larga jornada laboral de la chica: “Es una pena que el signo del dólar nos mantenga separados pero sabes que te amo”.

El último de los singles extraídos del disco fue su personalísima versión de The House of the Rising Sun, popularizada por The Animals en 1964. Sus orígenes se pierden casi en la noche de los tiempos: su primera grabación conocida, en clave blues, fue obra de Tom Clarence Ashley y Gwen Foster para el sello Vocalion en 1933. Os dejo con ella.

Y ahora, la versión de Dolly Parton.

El álbum nos brinda también clásicos del country que popularizaron otros artistas. Es el caso de Detroit City, que ya escuchamos en la voz de Bobby Bare, Jerry Lee Lewis y George Jones (aquí podéis ver la entrada). Esta es Dolly Parton.

Por último, vamos con su interpretación de Dark as a Dungeon (1946), de Merle Travis. Un minero se lamenta de sus duras condiciones de trabajo y aconseja que nadie se dedique a ello, porque está “oscuro como una mazmorra”.

Estas dos últimas canciones fueron eliminadas de la reedición del disco en 1983 y recuperadas en otra posterior de 2009.